Por Sula
La
lluvia se deshilacha sobre mí; moja suavemente mi rostro, camino sola dirán
algunos. No, no camino sola, camino con mis recuerdos de lluvias pasadas.
Siempre
de la mano, sin prisa, nos agradaba caminar en mis calles de barrio.
Era una
costumbre, llegaba del trabajo y mutaba traje y corbata por jean y zapatillas.
Él era mi
hombre, enlazábamos nuestras manos con firmeza; como nudos de macramé,
entretejíamos nuestros dedos. Con ellos hemos tejido mantos de amores y
pasiones.
Fuimos amantes
hasta el cansancio de nuestros cuerpos
adultos.
Los
días de lluvia mi cama se vestía de amores inolvidables. Con suaves murmullos
nuestra voz cantaba al son de las gotas. Éstas golpeaban con fuerza los
ventanales, espiaban nuestra desnudez salvaje, nuestros cuerpos ondeaban en el
mar de nuestras sábanas. Se oían risas y quejidos, mezclados con aromas de
salvajes entrepiernas.
Tornaban
sus piernas, a enlazarse con las mías, nos ovillábamos. Nos estirábamos;
el sube y baja
de la exaltación era nuestro homenaje a sabernos vivos. Los besos recorriendo
mi vientre para multiplicarlo en gotas de rocío amoroso, que nueve meses
después pariríamos.
No, no estoy sola, camino aferrada de
recuerdos perpetuos, que sólo son míos. Ellos ven su ausencia, porque su presencia
fue fuerte. Al pasar me dicen, “siempre
los recuerdo tomados de las manos”. Es cierto, pero son ciegos, no ven que
camino con él de la mano. Soy quien soy, porque supe de amores bríos. Fui fuego
de los pies a la cabeza, fui mil mujeres en una. Supe de libertades no
coartadas, fui su bailarina exótica, fui la madre de sus hijas, fui su amiga,
la compañera pero sobre todo su amante.
Amo la lluvia cuando estalla en mi rostro,
barre llantos ocultos pero no barre mi memoria.
Camino sola por las calles de mi barrio, me recuerdan a cada paso
una vivencia compartida. La casa que elegimos, las cervezas, los 21 de
septiembres, el parque donde nuestras hijas dejaban volar su cándida niñez. Elevo
la mirada y veo el mismo Jacarandá que nos tapaba, le daba sombra al calor de
nuestras miradas. No, no estoy sola.
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